Cada vez que espero el metro de la linea azul en Sagrada Familia, no puedo evitar fijarme en el logo infográfico que, supuestamente, debería guiar los turistas que abarrotan el andén.
Con el tiempo, ese logo se me parece cada vez más a los colmillos de un vampiro, metafora perfecta para una ciudad asfixiada por el turismo y envuelta en una espiral de especulación que acaba con la energia vital de sus habitantes.
De la reflexión a un ejercicio de grabado digital, el paso es breve.